
Editor en La Ecuación Digital. Consultor de Innovación y Estrategia…
OpenAI ha confirmado la adquisición de la startup io, fundada por el exjefe de diseño de Apple, Jony Ive. El valor estimado de la operación se sitúa entre los 6.400 y 6.500 millones de dólares, según diversas informaciones del sector, aunque el comunicado oficial no detalla la cifra.
OpenAI ya era uno de los principales inversores de io y ahora pasa a integrar su equipo humano, compuesto por 55 personas, dentro de su estructura. Ive, sin embargo, mantendrá su independencia a través de su estudio LoveFrom, que continuará prestando servicios como entidad externa.
El acuerdo refuerza la estrategia de OpenAI para controlar todas las capas de la cadena de valor en el ecosistema de la inteligencia artificial: desde los modelos generativos y los chips personalizados hasta los centros de datos y las aplicaciones orientadas al usuario. La incorporación de io completa este enfoque con el componente físico, lo que podría desembocar en nuevos dispositivos especializados en interacción con IA.
io: una startup sin producto anunciado
Pese al elevado coste de la operación, io no ha presentado hasta el momento ningún producto al público ni ha mostrado prototipos. La valoración, por tanto, se apoya principalmente en el prestigio profesional de Jony Ive, conocido por su papel en el diseño del iPhone, iMac y otros dispositivos clave durante su etapa en Apple. Su vinculación a través de LoveFrom añade una capa de flexibilidad contractual que podría permitir su desvinculación rápida en caso de desacuerdo con la evolución del proyecto.
En declaraciones recogidas por OpenAI, Sam Altman subrayó la necesidad de combinar tecnología, diseño y comprensión del comportamiento humano para desarrollar herramientas útiles basadas en IA. Ive, por su parte, declaró que esta colaboración representa la culminación de su experiencia de las últimas tres décadas, aunque admitió su incertidumbre ante la magnitud del desafío.
Un paso más hacia la integración vertical
Con esta adquisición, OpenAI avanza hacia un modelo de integración vertical similar al que históricamente han buscado otros gigantes tecnológicos como Google. El control sobre el desarrollo de modelos de IA, la infraestructura de hardware y ahora también el diseño de dispositivos representa un intento de diferenciarse en un mercado cada vez más competitivo, donde actores como Microsoft, Amazon y Meta también han intensificado sus apuestas por la IA generativa.
Sin embargo, el caso de Apple, antigua casa de Ive, se presenta como el contraste más notable. Mientras la compañía de Cupertino mantiene un enfoque más conservador en cuanto a hardware específico para IA, la alianza entre Altman e Ive ha sido interpretada como una señal de que OpenAI aspira a asumir ese liderazgo conceptual.
Incertidumbre sobre el producto final
El hermetismo en torno al tipo de dispositivo que podría emerger de esta colaboración persiste. Ni OpenAI ni io han ofrecido detalles técnicos ni temporales sobre un posible lanzamiento. Algunos informes internos citados por The Wall Street Journal mencionan la idea de un “compañero de IA” que no se correspondería ni con unas gafas inteligentes ni con otro tipo de wearable convencional, lo que sugiere un cambio de paradigma en la interfaz de usuario.
La interacción por voz aparece como una posible vía dominante, en línea con las capacidades conversacionales de modelos como ChatGPT, pero sin información concreta resulta difícil evaluar la viabilidad comercial o técnica del producto que se esté gestando.
Riesgos asociados y escepticismo del sector
La estructura del acuerdo también deja margen para dudas. Al no integrarse directamente en OpenAI, Ive mantiene libertad para colaborar con otros clientes. Esto ha sido interpretado por analistas como un posible riesgo de continuidad en el liderazgo creativo del proyecto. Según Radio Free Mobile, el acuerdo podría diluirse rápidamente si Ive pierde el interés o surgen conflictos con Altman, lo que pondría en peligro la amortización de la inversión.
Además, algunos observadores señalan que el entusiasmo mostrado en el anuncio oficial contrasta con la falta de información verificable sobre los avances reales del proyecto. Esta disonancia ha sido interpretada como un intento de reforzar una narrativa de colaboración simbiótica sin sustento material inmediato.
Apple, en segundo plano en la carrera por el hardware de IA
La alianza entre Ive y OpenAI también tiene implicaciones para Apple, que ha sido señalada por su aparente retraso en el desarrollo de dispositivos específicamente diseñados para IA. A pesar de su experiencia y recursos en hardware, la compañía no ha anunciado iniciativas equivalentes. El hecho de que su exjefe de diseño lidere ahora este tipo de esfuerzos desde una empresa externa podría interpretarse como una muestra de pérdida de liderazgo en este terreno.
Apple continúa dependiendo de dispositivos como el iPhone y el MacBook como principales interfaces para interactuar con sistemas de IA como ChatGPT, mientras otras compañías exploran nuevos formatos. Meta, por ejemplo, ha lanzado al mercado gafas inteligentes integradas con asistentes de voz, situándose un paso por delante en la carrera por reimaginar la experiencia de usuario.
Expectación sin concreción
Hasta el momento, la compra de io representa una apuesta a largo plazo más que una incorporación inmediata de capacidades técnicas. El talento creativo de Ive y su equipo es indiscutido en términos históricos, pero su aplicabilidad al contexto de la inteligencia artificial actual aún debe demostrarse. Si la nueva generación de dispositivos de IA no logra materializarse con rapidez ni aportar una utilidad diferencial, el riesgo de que la operación se devalúe es tangible.
El reto inmediato para OpenAI será demostrar que la inversión tiene un retorno potencial más allá del prestigio personal de los implicados y del posicionamiento simbólico que representa. Para ello, será imprescindible ofrecer detalles concretos sobre el producto en desarrollo, sus funcionalidades y su posible calendario de lanzamiento.