La edición de CES 2026 servirá de escaparate para una propuesta poco habitual en el sector de la automoción: la inteligencia artificial afectiva . LG Electronics ha diseñado un espacio inmersivo donde los visitantes podrán experimentar cómo la IA redefine la interacción entre ocupantes y vehículo, no solo desde una perspectiva funcional, sino emocional. La compañía surcoreana ha sido reconocida con el galardón “Best of Innovation” en la categoría de Entretenimiento en el Vehículo, un premio que, por primera vez, recae en su división LG Vehicle Solution.
Según ha confirmado la empresa, el sistema premiado forma parte de un concepto más amplio que denominan Vehículo Definido por IA. En él confluyen sensores avanzados, pantallas OLED transparentes y algoritmos de visión artificial que interpretan el estado emocional y el contexto del entorno. “Estamos haciendo realidad nuestra visión de la movilidad futura al integrar la IA en todas nuestras soluciones”, afirmó Eun Seok-hyun, presidente de LG Vehicle Solution Company. Añadió que parte de estas tecnologías ya se fabrican en colaboración con OEMs globales.
La propuesta se articula en tres soluciones diferenciadas. La primera, la Solución de Pantalla de Movilidad, convierte el parabrisas en una interfaz dinámica. Utiliza una pantalla OLED transparente para superponer información contextual sobre el entorno, como el tiempo restante en un semáforo o visualizaciones inmersivas durante la conducción autónoma. No se trata solo de mostrar datos, sino de adaptar el contenido visual al estado del trayecto. En carreteras arboladas, por ejemplo, la pantalla puede simular pétalos de cerezo flotando, mientras que un túnel se transforma en un bosque animado.
La segunda solución, denominada Visión Automotriz, se centra en la detección del comportamiento y estado del ocupante. El sistema monitoriza en tiempo real la dirección de la mirada, la postura, los gestos e incluso el color de la ropa. A partir de estos datos, adapta la información mostrada y permite interacciones empáticas. Si un pasajero fija la vista en un cartel publicitario exterior, el sistema puede ofrecer detalles del producto en su pantalla, sin necesidad de intervención manual. Este tipo de integración plantea preguntas sobre privacidad y procesamiento local de datos, aunque LG no ha detallado aún cómo gestiona estos aspectos.
La tercera pieza del ecosistema es la Solución de Entretenimiento en el Vehículo. Aquí, la IA actúa como un mediador emocional. Reconoce paisajes exteriores y los vincula con recuerdos almacenados, mostrando imágenes asociadas en las ventanas del vehículo. También permite compartir esos momentos mediante videollamadas o interpretar lenguaje de signos en tiempo real, facilitando la comunicación con personas con discapacidad auditiva. La personalización del contenido, basada en preferencias individuales, refuerza la idea de un habitáculo que no solo transporta, sino que acompaña.
La apuesta de LG por una IA afectiva se inscribe en una tendencia más amplia del sector: la transición del coche como máquina a espacio experiencial. Sin embargo, mientras otros fabricantes se centran en la autonomía o la electrificación, LG explora el terreno de la empatía digital. No es un terreno nuevo en la investigación académica, pero sí poco explorado en aplicaciones comerciales a gran escala. El hecho de que una empresa tradicionalmente asociada a la electrónica de consumo lidere esta iniciativa plantea un giro estratégico relevante.
La compañía surcoreana ha confirmado que estas soluciones estarán disponibles para su demostración en el stand #15004 del Las Vegas Convention Center, del 6 al 9 de enero. Aunque no se han anunciado fechas concretas de comercialización, LG ha indicado que parte de la tecnología ya se encuentra en fase de integración con fabricantes de primer nivel.
La irrupción de la IA afectiva en el sector de la automoción plantea desafíos técnicos y éticos. Desde la precisión en la detección emocional hasta la protección de datos sensibles, pasando por la aceptación cultural de este tipo de interacciones. A corto plazo, el impacto comercial será limitado, pero a medio plazo podría influir en cómo los fabricantes diseñan la experiencia del usuario dentro del vehículo.
En contraste con los enfoques centrados en la eficiencia o la conectividad, LG propone una narrativa distinta: la del coche como extensión emocional del individuo. Una visión que, de consolidarse, podría redibujar los límites entre tecnología, movilidad y afectividad.
